La bacteria utilizada para esto
fue la geobacter
sulferreducens, en la Universidad de
Massachusetts. A través de los pilis, o filamentos de nanocables, las bacterias
pueden liberar los electrones producto de su digestión. Para esto se creó
un pequeño electrodo y se hizo crecer una capa de la bacteria alrededor.
Posteriormente midieron la conductividad del organismo, pasando una carga
eléctrica a través de la bacteria hasta el electrodo. Se descubrió
sorprendentemente que estas redes de nanocables vivos teníanlas mismas
propiedades que las redes de metal.
El descubrimiento
fue publicado en Nature Nanotechnology por un equipo de la Universidad de Massachusetts
a cargo del científico Mark Tuominen.
“Estas redes de nanocables mostraron las mismas
propiedades que las redes de metal. No creíamos que la naturaleza pudiera hacer
algo similar al metal. Esta es la primera vez que se descubre y es muy
emocionante para nosotros”, dijo Touminen.
En un futuro, fusionando los sistemas
biológicos y la electrónica, se podrán crear pequeñas baterías orgánicas o
superconductores biológicos que serían mucho más baratos de producir que los
sistemas de silicio ya que no necesita de materiales complejos, además de
poder adaptarlos a sistemas biológicos y usarlos en el agua.
Por Victoria Yuan Chen.
13203015.
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